Doctores suizos han implantado a un paciente un pequeño ojo electrónico para restaurar su vista. El mecanismo requiere una cámara montada sobre unos lentes para alimentar la información visual a través de electrodos conectados en el ojo, permitiendo mejoras en la luminosidad, la nitidez y el movimiento percibido por el paciente.
Caracas, 23 de febrero de 2008/ "Estamos cerca de la ciencia-ficción", indica Avinoam Safran, al frente del departamento de Oftalmología del Hospital Universitario de Ginebra.
"Diez años atrás no podíamos imaginarnos que tendríamos este tipo de tecnología de alto nivel: la creación de un chip tan pequeño con una extraordinaria capacidad para reconstruir partes similares a los complejos tejidos nerviosos de la retina".
La retina es una fina capa de células que forma parte del sistema nervioso central. Ésta delinea por detrás al globo ocular, transformando la luz en impulsos eléctricos que el cerebro puede interpretar. Un efecto que puede compararse con el proceso de una cinta fílmica en una cámara.
Los implantes de retina pueden ayudar a restaurar parcialmente la visión de la gente que sufre ciertas enfermedades hereditarias de ceguera. Es el caso de la retinitis pigmentosa (RP), que afecta a millón y medio de personas en el mundo y provoca la muerte gradual de las células de la parte trasera del ojo.
El proceso médico para mejorar la vista de los afectados con RP consiste en el implante de un clúster con 60 electrodos, de una dimensión de apenas un cuarto del tamaño de un sello postal, atrás de toda la retina.
Después se requiere una cámara montada sobre unos lentes a fin de capturar las imágenes y una pequeña unidad de proceso que se porta en un cinturón, para convertir la información visual en señales eléctricas.
Las imágenes se devuelven al receptor colocado en las gafas que reemite entonces los valores hacia el implante de los electrodos, generando los impulsos eléctricos.
Estos impulsos inducen respuestas en la retina que viajan a través del nervio óptico hacia el cerebro, que percibe patrones de luz y oscuridad. Todo esto ocurre en tiempo real.
Para los pacientes, la mayor dificultad es aprender a interpretar esos patrones visuales en imágenes con un significado comprensible.
Autonomía Aunque es poco probable que un invidente pueda restaurar completamente su visión utilizando esta técnica por un tiempo prolongado, lo cierto es que puede haber progresos, indica el especialista Avinoam Safran.
"Somos capaces de dar la posibilidad de reconstruir un cierto grado de autonomía visual a una persona ciega para que pueda reconocer formas, objetos y lugares, y pueda moverse de manera más fácil en la calle", agrega el oftalmólogo.
La calidad de la visión del paciente depende en mucho de las condiciones del ojo y del grado de refinamiento del dispositivo.
El equipo de médicos suizos que realizó esta operación la semana pasada fue asistido por colegas de Los Ángeles y de París. Fue la primera vez que este tipo de intervención quirúrgica se realiza en Europa. En el mundo entero se han llevado a cabo no más de diez.
El módulo 'Aargus II retinal', utilizado en la operación realizada en Ginebra, ha sido diseñado por la empresa estadounidense 'Second Sight' y cuesta alrededor de 32.880 francos suizos (30.000 dólares). El implante debe ser extraído luego de tres años de uso.
En un futuro próximo, los pacientes que se sometan a este tratamiento podrán aprovechar los avances tecnológicos para mejorar su visión, asegura el oftalmólogo.
Habrá nuevos dispositivos de mayor resolución, pues contendrán un mayor número de electrodos y las técnicas para insertar los implantes serán más sencillas.
"Es como en el desarrollo del aeroplano", compara Safran. "Se inicia con una simple nave de hélices y diez o veinte años después se tiene un jet. Muchas cosas pueden ser perfeccionadas a través de los desarrollos técnicos y de la experiencia adquirida con los aparatos de generaciones anteriores.
"Diez años atrás no podíamos imaginarnos que tendríamos este tipo de tecnología de alto nivel: la creación de un chip tan pequeño con una extraordinaria capacidad para reconstruir partes similares a los complejos tejidos nerviosos de la retina".
La retina es una fina capa de células que forma parte del sistema nervioso central. Ésta delinea por detrás al globo ocular, transformando la luz en impulsos eléctricos que el cerebro puede interpretar. Un efecto que puede compararse con el proceso de una cinta fílmica en una cámara.
Los implantes de retina pueden ayudar a restaurar parcialmente la visión de la gente que sufre ciertas enfermedades hereditarias de ceguera. Es el caso de la retinitis pigmentosa (RP), que afecta a millón y medio de personas en el mundo y provoca la muerte gradual de las células de la parte trasera del ojo.
El proceso médico para mejorar la vista de los afectados con RP consiste en el implante de un clúster con 60 electrodos, de una dimensión de apenas un cuarto del tamaño de un sello postal, atrás de toda la retina.
Después se requiere una cámara montada sobre unos lentes a fin de capturar las imágenes y una pequeña unidad de proceso que se porta en un cinturón, para convertir la información visual en señales eléctricas.
Las imágenes se devuelven al receptor colocado en las gafas que reemite entonces los valores hacia el implante de los electrodos, generando los impulsos eléctricos.
Estos impulsos inducen respuestas en la retina que viajan a través del nervio óptico hacia el cerebro, que percibe patrones de luz y oscuridad. Todo esto ocurre en tiempo real.
Para los pacientes, la mayor dificultad es aprender a interpretar esos patrones visuales en imágenes con un significado comprensible.
Autonomía Aunque es poco probable que un invidente pueda restaurar completamente su visión utilizando esta técnica por un tiempo prolongado, lo cierto es que puede haber progresos, indica el especialista Avinoam Safran.
"Somos capaces de dar la posibilidad de reconstruir un cierto grado de autonomía visual a una persona ciega para que pueda reconocer formas, objetos y lugares, y pueda moverse de manera más fácil en la calle", agrega el oftalmólogo.
La calidad de la visión del paciente depende en mucho de las condiciones del ojo y del grado de refinamiento del dispositivo.
El equipo de médicos suizos que realizó esta operación la semana pasada fue asistido por colegas de Los Ángeles y de París. Fue la primera vez que este tipo de intervención quirúrgica se realiza en Europa. En el mundo entero se han llevado a cabo no más de diez.
El módulo 'Aargus II retinal', utilizado en la operación realizada en Ginebra, ha sido diseñado por la empresa estadounidense 'Second Sight' y cuesta alrededor de 32.880 francos suizos (30.000 dólares). El implante debe ser extraído luego de tres años de uso.
En un futuro próximo, los pacientes que se sometan a este tratamiento podrán aprovechar los avances tecnológicos para mejorar su visión, asegura el oftalmólogo.
Habrá nuevos dispositivos de mayor resolución, pues contendrán un mayor número de electrodos y las técnicas para insertar los implantes serán más sencillas.
"Es como en el desarrollo del aeroplano", compara Safran. "Se inicia con una simple nave de hélices y diez o veinte años después se tiene un jet. Muchas cosas pueden ser perfeccionadas a través de los desarrollos técnicos y de la experiencia adquirida con los aparatos de generaciones anteriores.
MM/VTV/Agencias
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